lunes, 3 de octubre de 2016

Territorio Australiano



La fauna australiana agrupa una enorme variedad de animales únicos: el 83% de mamíferos, el 89% de reptiles, el 90% de peces e insectos, y el 93% de anfibios que habitan el continente son endémicos del país.1 Este alto nivel de endemicidad puede ser atribuido al aislamiento del continente, a la estabilidad de sus placas tectónicas y al efecto de inusuales pautas de cambio climático, que afectan asimismo al suelo y a la flora, a lo largo del tiempo geológico. Una característica única de la fauna australiana es la relativa escasez de mamíferos placentados, en oposición a la abundancia de marsupiales, un grupo de mamíferos que completan su desarrollo embrionario en un marsupio.

El clima de Australia varía ampliamente, aunque la mayor parte de Australia es desértico o semiárido – 40% del territorio está cubierto por médanos. Solo las esquinas sudestes y sudoestes tienen un clima templado y de suelos moderadamente fértiles. La parte norte del país tiene un clima tropical: parte es bosque lluvioso tropical, parte pastizales, y parte desiertos.

La lluvia es altamente variable, con frecuentes sequías, causadas, entre otros factores, en parte por la oscilación del sur El Niño. Ocasionalmente, tormentas de polvo cubren una región o eventualmente varios estados y hay reportes de ocasionalmente grandes tornados. Ascensos de los niveles de salinidad y de desertificación en algunas áreas están degradando el paisaje.


Las ubicaciones australianas tropical y subtropicales, con ciertas precipitaciones, y estación fría, de las costas occidentales hacen la mayor parte de Australia Occidental. La lluvia produce la humedad del suelo necesaria para los cultivos de secano. La otra parte del continente es un desierto cálido y arido. Un estudio de 2005 de invesigadores de Australia y de EE. UU.1 investigó la desertificación del interior, sugiriendo que una explicación está relacionada con los colonos que arribaron hace cerca de 50.000 años atrás. La quema regular de la vegetación por parte de esos colonos pudo haber impedido que los monzones alcanzasen el interior de Australia.




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